Leer para ti (Reading to You), poemario de Siri Hustvedt, se publica en edición bilingüe (español-inglés) por la editorial española BartlebyEditores (http://bartlebyeditores
Siri Hustvedt (Minnesota, EE.UU., 1955) es doctora en literatura inglesa por la Universidad de Columbia. Novelista y ensayista, entre sus libros publicados en España se encuentran las novelas Los ojos vendados (1994), El hechizo de Lily Dahl (1997) y Todo cuanto amé (2004).
Reading to you (1983) es su único libro de poesía publicado hasta el momento.
La poesía de Siri no la conozco , pero sí a la personalidad. Ella es la insigne esposa del Premio Príncipe de Asturias y escritor norteamericano extraordinaire Paul Auster. Tengo que admitir que soy mala amiga y mala feminista; que nada más por estrechar la mano de este escritor, hubiera ido a la presentación. Lo admito con vergüenza, porque se supone que deba apoyar la escritura de las mujeres y verlas como entes independientes de sus maridos. demás, Siri es escritora por mérito propio.
Pero, coño, se trataba de conocer a Paul Auster, al autor de Leviathan, de esa prosa que carcome desde las páginas de su Trilogía de Nueva York, el único escritor norteamericano que he leído que trasbasa las fronteras de su etnicidad para intentar (ah, lo elusivo) dialogar con el mundo sin "perderse" en el mundo; sin intentar ser "el otro." Tenía tantas preguntas qué hacerle... ¿cómo fue que logró esa prosa convulsa, elíptica que dice sin decir en sí y que roza lo fantástico sin entrar en él? ¿Es cierto que Borges es su escritor de cabecera? ¿Cómo fue que sobrevivió como escritor fantasma en París? ¿A quién le escribió sus libros? ¿Esa experiencia (la de escritor fantasma), puebla de alguna manera al personaje final de la Trilogía de N.Y.?
Todas esas preguntas se quedaron en el tintero. Me tocaba ser escritora y no fan. Me tocaba doblarme el tobillo en Nueva York y no poder recorrer esa cuidad que me gusta tanto; intentar llegar, aunque fuera a destiempo, a la presentación. Me tocaba no ver a mi amiga Chiara presentar sus traducciones de la esposa de Paul Auster.
Quizás, fue el turno de no hacer el ridículo, porque de seguro hubiera hecho el papelón, haciéndome sacar fotos con Paul, y llamarlo así "Paul" , como si le conociera; abordarlo con preguntas que a él le hubieran aburrido e incomodado a su esposa, que era la verdadera estrella de la noche. Yo que sé... Pero insisto; me hubiera gustado conocer a Paul Auster , verlo brillar contra una noche niuyokina y darle las gracias por sus textos, que me completan y me aturden tanto.
Y de paso, conocer la poesía de Siri... Es más, quizás ella sea la clave para entender mejor a Paul Auster. Sus ojos mucho debieron haber afilado las páginas de sus libros. Su espalda mucho que debió haber sostenido al escritor. A fin de cuentas, organizar las tramoyas de la vida sigue siendo trabajo de mujer.