blog de la escritora puertorriqueña Mayra Santos-Febres. Contiene textos editados e inéditos, comentarios y datos personales
jueves, 31 de enero de 2008
CRONICAS URBANAS- MOMBASA Y LA PIEL
7:25 am
Estoy de un humor de perros. No he dormido. Me he pasado la noche batallando con un novela. Releyéndola. Fumando cigarrillos. Tengo miles de libros abiertos al lado de la almohada de cabecera. La antología nueva de Ernesto Cardenal, Catulo, Clarice Lispector, Gamboa. Hace rato la literatura me aburre. Sin embargo , la escribo. La escribo la releo, me quedo insatisfecha, la rompo. No puedo hacer otra cosa. No sé hacer otra cosa. Soy escritora. Esa es mi identidad.
Si pudiera escribir con el desparpajo de antes- me digo. Si pudiera escribir lo que escribía
Entonces suena el teléfono. Eres tú. Me llamas desde Mombasa. La contestadora copia tu voz y la rebota contra las paredes del apartamento.
Mayra, ni sé que horas son por allá, pero cógelo.
Yo corro a descolgar.
¿Cómo sabías que estaba despierta?
Estás escribiendo, o por lo menos a eso suenas.
Tú también suenas terrible
No sabes lo que es esto.
Un presidente que se roba las elecciones y otro que dice que las ganó. Algo he visto en las noticias.
No Mayra. Aquí la gente se está matando a machetazos. Los kikuyus contra los Luo. En Nairobi la cosa está peor. La policía no los puede controlar. Yo no sé qué imágenes han pasado por la televisión…
Pocas- multitudes protestando.
Esto es el horror.
Tienes un ataque de Joseph Conrad.
No, eso no es. Tú sabes que eso no es. La literatura no da para entenderlo. La razón no da para entenderlo. Mi cabeza no puede entender; esta cabecita occidental.
Ahora eres occidental.
Lo somos sin remedio. Somos eso y esto otro.Lo he visto con mis propios ojos. He visto cuánto esta gente se odia a sí misma.
Insisto, es la herencia colonial….
No, mi cielo, esto es más que colonización. Nosotros somos colonia y entre nosotros la vida no vale tan poco.
Me empezaste a contar. Madre de diez hijos que estuvo encerrada en su propia casa por 4 días y que acaba escapándose en medio de la noche y repartiendo a sus hijos por diferentes provincias, a ver si así aumenta la probabilidad de salvarlos. Kikus que entran a chozas y violan a mujeres y a niños Luo una y otra vez, una y otra vez, hasta destrozarlos por dentro. Hombre kiku que matan a garrotazos y que después queman mientras los que lo hicieron bailan. Te presto mis ojos para que veas esto, te presto mis ojos para que veas esto, me cuentas por teléfono.
Mientras me hablas tomo notas mentales. Pienso en tus ojos azules y tu nariz de negro mirando el horror. Pienso en mi piel negra y avergonzada. Me prestas tus ojos y sin embargo, todo me queda tan lejos.
Afuera, empieza a clarear. El frescor de la mañana anuncia lluvia. Tú sigues hablándome de Carlos, que te llamó para darte números de teléfono por si falla la organización de tu fundación y tienes que salir de Mombasa corriendo. Y de la hermana de Alberto que trabajó por 10 años en las Naciones Unidas y que te encontraste en Nueva York cuando hacías tu última parada.
- “Te deseo suerte” me dijo, Mayra- “Uno se gasta tratando de ayudarlos y ellos terminan matándose entre ellos”.
- Es que ese es el problema Moiso, Los Luos y los Kikus no se consideran africanos. No se ven como iguales.
- ¿Tan distintos son como para matarse? Si se están muriendo de la misma epidemia. El mismo virus se los lleva en volandas. La misma desesperación. La misma pobreza. ¿Acaso no ven?
Yo le doy otra calada a mi cigarrillo. Respiro hondo. Desisto de tomar notas mentales. Termino avergonzándome de lo que jamás lo escribiré.
∑ Te llamo más tarde Moiso, para ver cómo sigue la cosa
∑ Sí, llámame. Necesito tu compañía.
∑ Y yo la tuya.
Engancho. Enciendo el televisor. Silencio en las noticias locales. La CNN discute el resultado de las primarias republicanas en la Florida. La BBC cubre las fuertes nevadas que sacuden la China y la inflación que sufrirá este país. Un cintillo en la televisión anuncia que han comenzado el diálogo para reestablecer la paz en Nairobi. Un reportero comenta.
“ En los arrabales de Mathare en Nairobi, arden chozas consumidas por un fuego desatado por hordas de las tribus rivales.
Raila Odinga, el lider del partido ODM que resultó derrotado por el presidente Kibaki es Luo, mentras que Kibaki es Kikuyu.
Moisés Ogolla, un residente de Mathare alega haber visto cuatro cuerpos que fueron transportados por la policía en un carro no identificado. Todos exhibían heridas profundas ocasionadas por machetes.
Mientras tanto, Odinga hace un llamado para que cese la violencia callejera ocasionada por los resultados de la elección. Se estima que ya han muerto unas 650 personas”.
Apago la pantalla. El apartamento arde en su silencio. Camino hasta mi cuarto y veo el libro de Blake desparramado sobre la almohada. Tengo que salir de aquí.
Me pong los tenis. Corro.
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