La eterna y vieja batalla entre la Academia y el Mercado. Si escribes según las estructuras consabidas de la narración (de la poesía no, la poesía queda fuera del mercado), repito, si escribes un texto "comodificable" para la venta en masa , entonces eres una vendida. Escribes "literatura fácil". No eres lo suficientemente inteligente. No te abocas a la experimentación del momento. No retas al lector.
La consabida y vacía pelea entre la Academia y el Mercado.
Estos son otros tiempos.La izquierda ha sido vencida- como bloque, como dictum. El discurso del desencanto posmoderno y del fin de la historia fue uno de los cantos que evidenciaron la derrota. La representatividad del oprimido, las racionalidades e historias alternas vs el universalismo eurocentrista, la pelea contra la pobreza (que no contra los derechos humanos; en estos tiempos transmodernos todo ciudadano tiene sus derechos garantizados, siempre y cuando sea también consumidor) han sido vencidos.Hoy se habla de la Razón Global. Es Lineal, es "moderna"- transmoderna, es decir, sigue la lógica del desarrollo. La medida sigue siendo Europa.
La Academia de estas tierras imita, y se repliega. Ha re-creado sus circuitos- congresos, becas, publicaciones en sellos universitarios. La Academia, para "resistir" al Mercado, se ha hiperespecializado. Se ha convertido en bastión de hermandades contestatarias, sin autocrítica incluída. Desde ahí pretende ser juez. Dictar calidades. No hablar con nadie para preservar su pureza elevada, por encima de las masas. No entrar en la esfera pública; puesto que la representatividad ha sido "superada" y la esfera pública ahora solo habla el lenguaje del mercado. Es decir, que la Academia sige usando la misma postura anti-mercado para validarse; para validar la literatura que estudia y crear discursos de crítica cultural. Para mantener su "distancia crítica".
Hay dos circuitos para un escritor; para un escritor marginal, como yo. Uno es la escritura validada por la Academia, difícil, experimental, antirealista, marginal por forma, apegada a los estatutos de la(s) teoría(s), ciega a los problemas de la enajenación que viven de la mano del uso de lenguajes especializados (que no "superiores" "iluminados"), sobretodo cuando se escribe literatura.
El otro circuito es el Mercado. El Mercado mal entendido. Supuestamente, el que te publiquen en un sello multinacional ya te convierte en la traidora, en la vendida. En la infiel a los dictámenes de la iluminación teórica y en una caída del panorama de la experimentación narratológica. En una populista. En otra enajenada. Así de simple.
Pero estos son otros tiempo. Los bloques no son de tan sencilla categorización. De hecho, no hay bloques. Hay retículos (Deleuze y Gattari), puntos nodales (Laclau y Mouffe) hay poéticas y prácticas de relación (Edouard Glissant), organizaciones fractales que se arman y se desarman a raiz de frentes comunes- no de ideologías comunes.
Hay negociaciones de la diferencia.
Estos son otros tiempos.
Tiempos hiperreales.
2.
La hiperrealdad parte del Mercado. Se desprende de él y lo traspasa. Está completamente contaminada por el Mercado y sobretodo por las tecnologías de la representación de la realidad de ese Mercaco. La hiperrealidad existe de la mano de la informática. Del Youtube. Del Mercado de las telecomunicaciones, de la espectacularización de la intimidad. Manhunt, myspace, facebook, blogs. La hiperrealidad habla el lenguaje donde todo es información disponible al público. Donde todo es accesible.
Cuestionar la representatividad del lenguaje es creer que el lenguaje íntimo, vanguardista/casi/creacionista existe. Que aún se debe "épater le bourgeois". Que hay un afuera de las telecomunicaciones y de la información como matriz. Y debe haber un afuera. Claro que lo hay.
El afuera es la pobreza. No la Academia.