Acabo de venir del pueblo de Cataño, el que está al otro lado de la bahía de San Juan. De pequeña, solía ir con mi papá a Isla de Cabra.
-Aquí había una colonia de leprosos y de piratas franceses- me contaba mi padre. El era maestro de Historia de Escuela Superior. También jugador de pelota AA.
Yo caminaba entre los pedregales de Isla de Cabra, mirando al otro lado de la bahía. Imponente, se erguía el Morro. Los edificios coloniales pavoneaban sus colores pasteles bajo el sol fulgurante del Caribe. YO me imaginaba esa amalgama de cuerpos tullidos comidos por la lepra mirando a lo lejos, hacia el otro lado de la Bahía mientras terminaba de comérselos el salitre y la soledad. Y me imaginaba también la comunidad de pescadores, esclavos prófigos y libertos, piratas franceses y lavanderas mascullando un creole medio españolizado mientras deambulaban por esas mismas costas pedregosas, formando poco a poco ese pueblo al otro lado de la Bahia de la gran capital colonial.
Hay un cuento de Yolanda Arroyo, "Moridero", que asaltó a mi mente, allí, en Cataño.
Fui a Cataño a leer libros y a hablar con jóvenes acerca del placer de la lectura. Me recibió Israel Morales, quen me buscó hasta que me encontró y me llevó a la Biblioteca esa mañana. Israel es el encargado de Prensa y Cultura del Municipio. "Quiero que venga a leerle a nuestros muchachos"- me dijo, una y otra vez, hasta convencerme. Yo, como siempre, fui más lejos. "Voy si organizas una serie de escritores que vayan durante todo el año a leer a Cataño". Israel cumplió su palabra. Convenció al Alcalde , José A. Rosario Meléndez, quien este pasado sábado 28 de enero, anunció el inicio de la serie de lecturas para niños y adolescentes titulada “Cataño descubre un nuevo amanecer a través de la lectura”. La serie se celebrará los últimos sábados de mes en la Biblioteca Municipal , en el frente marítimo, de 9:00 a 11:00 de la mañana. Yo, como Directora del Salón Literario Libroamérica en Puerto Rico, también cumplí con mi palabra. Irán a leerle a los niños de Cataño Zulma Ayes en febrero, José Rabelo en marzo, Beatriz Ibarra en abril,y Maty García y su personaje Gabriel Comelibros en mayo.
Todavía nos falta atacar a los adolescentes.
En la actividad estuvo presente el Alcalde Rosario Meléndez, la Primera Dama, la hija de 2 años del Alcalde y todo un comprometido personal de Biblioteca que estuvo presente la mañana del 28 de enero junto a maestras y familiares de los estudiantes que integran el Club de Lectura de la Biblioteca de Cataño. Sin embargo, la Biblioteca está cerrada, por remodelación. La actividad se dio arriba, en un salón que ocupó Israel Morales, junto a su dreamteam de bibliotecarias y maestras, para crear una sala de lecturas. Aquel saloncito hermoso, con libros infantiles, marionetas y mesas de lecturas, fue donde di mi conferencia.
Como tantos otros grupos de lectura independientes y de iniciativa municipal, este grupo necesita apoyo y materiales. Me resultó extraño que la Biblioteca de Cataño esté en condiciones tan precarias , cuando las oficinas de las últimas publicadoras multinacionales que nos quedan en Puerto Rico, S/M y Norma- operan precisamente desde dicho municipio. Otra vez, vino a mi mente el leprocomio de Isla de Cabra, pero esta vez, las murallas excluyentes, el brazo de mar que separa , no quedaron del otro lado de la Bahia.
Los nenes, hermosos, de todos los colores y edades, me oyeron leer y contar la historia de cómo me hice lectora. Me regalaron una mata de orquídeas (mi flor favorita) y una tarjetita. Me fui contenta de Cataño, sin irme.
Muchas veces he oído a escritores e intelectuales que residen fuera del área metropolitana quejarse de que la Cultura ocurre toda en San Juan. También los he oído atacando a sus compañeros escritores sanjuaneros, acusándolos de conspirar a favor del aislmiento al apoyar la centralización de lo cultural en la Capital. Como si tuvieramos una gran Capital Letrada... Como si San Juan fuera París. Pero, claro, desde el otro lado de la Bahía y con el sol dando de frente, las perspectivas se afectan.
A veces, caigo yo en la redada. Soy la vendida al sistema, la que se presta a hacerle el juego a Poder, la que le da la espalda a su pueblo, la que sale en los anuncios del Banco Popular. Yo nunca contesto esos ataques porque me parece que donde hay mucho ruido, también hay pocas nueces. No creo que sea tan difícil para estos escritores "rurales" visitar las bibliotecas, las Oficina de Arte y Cultura que existen en TODOS los municipios de la Isla y prestar, libre de costos, sus servicios. Así lo hago yo calladamente. Todos los años visito escuelas, colegios, cárceles, égidas. Pueden dar fe de ello los maestros de Lajas, Cataño, Yauco, las escuelas Miguel Suich, Juan Ponce de León, donde una excelente maestra y ex-alumna mía ofrece talleres de escritura a sus alunmos de la comunidad Mita y del Residencial Manuel A. Pérez. También visito y organizo actividades con el Colegio Presbiteriano de Carolina, Colegio La Piedad,donde vea una puerta abierta.
Pero no soy yo sola la que ha asumido este rol de promover la lectura como un ministerio. Somos muchos los promotores deambulantes. Lo mismo que yo hago lo hace Angel Matos, el coordinador del colectivo de poetas "en la orilla", quien incansablemente organiza lecturas de pueblo en pueblo para sus poetas. Así lo ha hecho durante 10 años Justina Díaz, con su proyecto de la Feria del Libro Usado y sin NINGUNA ayuda de su Municipio de Salinas. Así lo hace la Liga de Poetas del Sur; el Bibliotecario Luis Daniel Pizarro en la Biblioteca Municipal de Loiza; Tina Casanova, Patricia Schoeaffer, David Capiello con los escritores de su editorial Aventis, el grupo de "Niños Lectores" de la Biblioteca de la Escuela Elemental del Residencial Público Luis Llorens Torres (que queda en San Juan, pero no) y así corren muchas otras iniciativas en toda la Isla; calladamente, incesantemente; sin alaracas y a veces, hasta sin fondos.
Ah, y para que no quepa dudas; tambien le doy talleres a jueces, relacionistas públicos y a damas de la alta sociedad. Así me he dado cuenta de que vivo en un país de alta cultura y también de altos niveles de analfabetismo (todo a la vez); un país con mucha infraestructura y poca proyección de cómo usarla, de como hacerla efectiva. Y sólo existe un culpable de que esto sea así. Los culpables somos nosotros, los "intelectuales" que habitamos bien sea a un lado de la Bahia o al otro, que nos quejamos sin hacer nada. Sólo somos nosotros los que sabemos cómo funciona el muñequito, pero no lo ponemos a andar.
Porque eso implica llenarse las manos de grasa, de sucio, salir en fotos con alcaldes, atajar empresas, tirarse a la Isla a recibir el gran pago de una mata de orquídeas y la sonrisa de unos niños y quizás tener menos tiempo para la excelsa obra y la excelsa crítica.
Regreso de Cataño a cuidar a mis niños. A llevarlos a la clase de Natación (ahora Lucián salió con deficiencias visomotoras y de procesamiento de información y Aidara no sabe contar hasta 50). Regreso a editar los libros de varias señoras que sí me pagan (El nene tiene terapias el lunes y no pude pagar la anterior y Mario todavía no cobra en su nuevo trabajo).
Pero no se me olvida el otro lado de la Bahía. En mis manos, bailotea la mata de orquídeas que me gané con mi visita. Decido ponerla afuera, junto al balceon de casa que da al mar.