Y sí, bueno, so pena de que Thays me increpe por que no es el único en mi vida (literaria) he invitado a Edmundo Paz-Soldán a impartir talleres en Puerto Rico. La isla está vuelta loca con su visita. Ayer dio comienzo su clínica de novela y hoy, la gran Tatiana Pérez del Nuevo Día escribe sobre Edmundo
Desde ayer, el profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell ofrece, además, una clínica de escritura en la sede del Taller de Fotoperiodismo en Puerta de Tierra.
Cuando en los noventa se sumó a las voces de otros autores contemporáneos que irrumpieron la escena literaria latinoamericana con claros deseos de distanciarse de los movimientos previos, algunos pensaron que no durarían mucho.
“Con el tiempo se vio que la mayoría se convirtieron en escritores sólidos, algunos conservadores en el buen sentido de la palabra, nada que ver con la imagen de chicos rebeldes. En la mayoría continuó ese deseo de trabajar seriamente el oficio”, advierte el autor de novelas como Río Fugitivo y El delirio de Turing, entre otras.
Enfatiza que esa generación de los noventa “recuperó las ganas y la urgencia” de leerse, con miras a realizar proyectos en conjunto y mantener el diálogo.
Más de una vez la tecnología ha sido el punto de partida para historias en las que es requisito descifrar un misterio del pasado o un mensaje. El photoshop y la historia conversaron en Sueños digitales en Los vivos y los muertos hay desde iPods hasta Facebook.
“Pero ahora estoy haciendo algo más ‘unplugged’”, dice con su risa suave, “sentí que llegó un momento en que empezaba a repetirme, paré incluso una novela porque sentía que estaba haciendo una especie de fórmula”.
Le parece que “la gran metáfora de la literatura es el crucigrama”. “Está la idea de jugar con el lenguaje y la búsqueda secreta para descifrar un código”, explica.
Luego Tattiana comenta sobre la relación de Edmundo con su Bolivia natal:
Tenía 17 años cuando dejó Bolivia para estudiar. En 1998 nació en las páginas de la novela, Río Fugitivo, un pueblo boliviano imaginario al cual por el momento no tiene planes de regresar.
“Tengo una historia en mente que estará ambientada entre 1978 y 1982, cuando hubo más de seis golpes de Estado en mi país y los viví como adolescente. No sé si usaré mi Cochabamba natal o regreso a Río Fugitivo”, reflexiona quien este año verá publicado su libro de cuentos La inquietud de las criaturas. Lo cierto es que de Bolivia no se ha ido. Mantiene una excelente relación con los autores de la nueva generación y está en cierta tregua con los que le precedieron. Antes se le cuestionó dónde estaban el paisaje, los mineros y los campesinos bolivianos en sus historias. La urbe sólo tenía cabida en la literatura local en contadas excepciones.
“Viví con una sensación muy culposa de que no era buen escritor boliviano. Tardé mucho en expiar esas culpas y en darme cuenta de que, no importaba que ambientara una novela en Nueva York, igual dialogaba o pertenecía de una forma u otra a la literatura boliviana o latinoamericana. Ahora lo tengo claro”, proclama.
Desde el 2005 mantiene un blog “Río Fugitivo”, en el espacio literario cibernético del diario español El País.
“Será un nuevo género”, vaticina, “tiene algo de crónica tradicional, cuaderno de apuntes o cosas del ensayo. Cuando los medios aparecen, es muy difícil que tengan su propio lenguaje e imitan uno que existió antes”.
Le parece fascinante el momento sociopolítico que vive su país y al presidente Evo Morales lo describe como “un personaje de película”. Que los nuevos escritores opten por no narrar aún la historia viva le parece “sano”.
“No hay esa cosa dogmática de que tienes que escribir una novela sobre Evo porque este es el momento histórico, quizá a mí me fascine porque vivo fuera”, reconoce.