miércoles, 26 de septiembre de 2007

El viejo Bataille



No sé qué lectura se le recomienda a las mujeres recién paridas. Lo más probable libros tales como "Babies for Dummies" o "Qué esperar durante el primer año".Yo , la verdad, ya me leí esos libros y a estas alturas no puedo más con tanta "ciencia" maternofilial. Así que me dispuse a revisar a un viejo amor- George Bataille. Su colección de ensayos del 1944-1961, es decir, sus obras completas, fueron editadas por la casa argentina Adriana Hialgo en el 2004. Dicha edición reproduce la de Gallimard del 1988, pero en español y en tamaño bolsillo. Yo, que soy lectora de cama , que no de "estudio", agradezco esta edición. Me gustan los libros portátiles, privados, inclusive con aspecto un tanto "desechable". Libros que se puedan garabatear. Las ediciones de lujo me incomodan.

Bataille me gusta precisamente por sus garabatos. Este tomo , que lleva por título el de uno de sus ensayos seminales ("La felicidad, el erotismo y la literatura") recoge sus piezas aforísticas a lo Nietzche ("La ausencia de Dios") o sus ensayos sobre la obra de Jacques Prevert, de Marcel Proust, del enigmático Malcolm de Chazal o sobre la novela americana. También muestra sus ensayos más "surrealistas", y "poéticos"- tales como "Dionisisus Redivivus", "Tómelo o déjelo" o "La voluntad de lo imposible". Dichos escritos son auténticas piezas de literatura automática , fluires de conciencia que revelan la poderosa red de conexiones que hermanan (desde siempre) a la filosofía con la poesía.

Sin embargo, siempre son sus ensayos sobre la voluptuosidad, el erotismo y la literatura los que más me atraen, no precisamente porque concuerde con Bataille en su exploración acerca de la experiencia de lo erótico, sino por lo contrario; es decir por cuánto deja en evidencia las construcciones europeas de "lo erótico"como sitio del terror.

¿Por qué le temen tanto los franceses a los cuerpos? ¿Es acaso el cuerpo el revés del pensamiento/ la filosofía (ie. metafísica laica) occidental?

Bataille diría que sí. Su " locura medida" , que emula a la de Nietzche y la de Sade y es precursora de la "locura" (ie. incomunicabilidad escritorial) de los posmodernos Derridá, Blanchot, Foucault y Klossowsky, quiere llegar al otro lado del pensamiento occidental (mejor diríamos, del pensamiento filosófico francés). Bataille escribe jugando con el filo de los límites. Los límites que escoge son los del lenguaje y, a la vez, los límites del cuerpo y de las experiencias del cuerpo. Por eso me gusta Bataille (y creo que por eso lo leí estando embarazada y ahora recién parida); porque explora la sublime y sagrada incomunicabilidad de las experiencias humanas, no del alma, sino del cuerpo. Ese territorio tan temido por el pensamiento occidental se hace presente en Bataille como imposibilidad y límite de la razón. Los saberes del cuerpo y por tanto de " la lengua" (obsérvese el galicismo "la langue") hacen de "lo erótico" algo más que una experiencia pasajera o "pecaminosa" o "cerrada", es decir, incomunicable e "irracional". Cabe advertir que el pobre Bataille aún teme a los cuerpos, cuyo enfrentamiento sigue equiparando (tan francesamente) con una "pequeña muerte". Lo interesante es que también el viejo filósofo equipara la muerte con la libertad y con la escritura.

Bataille, padre putativo de Kristeva, Cixous e Irigaray; del pensamiento filosófico acerca del cuerpo. No me canso de leerlo:

" Al disipar el rigor las figuras poéticas, el deseo está finalmente en la noche (...)El deseo no puede saber de antemano que su objeto es su propia negación. Es penosa la noche en que zozobran como vacíos no solamente las figuras del deseo sino de todo objeto del saber. En ella todo valor es aniquilado".