sábado, 10 de mayo de 2008

MAXIMAS HIPERREALES

Máxima #10

La envidia contra aquellos que piensan. Contra aquellos que pueden decir Wittgenstein, Nietzche (para él yo era la vaca, el animal). Par aquellos que citan pasajes de Thomas Mann y su Muerte en Venecia (Tadzio, mi estirpe aún más muda que un niño erotizado).

Mi estirpe es la que debo no nombrar. Dejar perdida en su invisibilidad. Quizás así , sin nombrar la diferencia, se pueda acceder a la tradición y a la Razón.
Mi estirpe, demasiados chasquidos de látigo muy cerca aún de la oreja: 25 latigazos si se descubren reunidos con otros negros , pardos o mulatos; 25 latigazos si andan de noche solos (prohibido cavilar), 30 latigazos si se le descubren papeles, lapiceros u otros ábiles de escritura.

La envidia a quienes pueden pensar. El acceso a las reglas del juego, sin violencia.


¿Máxima #11


Hoy el cuerpo es hiperreal. Un elemento de imagen. Su actual traducción digital lo inmaterializa. Lo hermana quizás a todos los habitantes de lo abstracto. Lo endiosa tanto y en cuanto se aparta de lo táctil, se convierte en imagen digital. Ver, todo es ver.

Lo Otro insiste en su naturaleza de simulacro.


Máxima#12

¿Qué se hace entonces con el cuerpo, con las historias del cuerpo antes de su des/recomposición en pixeles?



Un píxel (acrónimo de picture element, "elemento de imagen") es la menor unidad homogénea en color que forma parte de una imagen digital, ya sea esta una fotografía, un fotograma de vídeo o un gráfico.

Ampliando lo suficiente una imagen digital pueden observarse los píxeles que componen la imagen. Los píxeles aparecen como pequeños cuadrados o rectángulos en color, en blanco o en negro, o en matices de gris. Las imágenes forman una matriz rectangular de píxeles, donde cada píxel forma un área relativamente pequeña respecto a la imagen total.

La imagen es una matriz. Una matriz sin historia aparente.



Máxima #12 (teoría hiperreal del color):


La longitud de un pixel se llama "profundidad de color". En cada piel pixelada, el color se logra a través de variaciones. En las imágenes de color verdadero, se suelen usar tres bytes para definir un color, es decir, en total podemos representar un total de 224 colores, que suman 16.777.216 opciones de color.Puede codificarse un píxel con un byte (8 bits), de manera que cada píxel admite 256 variaciones (28 variaciones con repetición de 2 valores posibles en un bit tomados de 8 en 8).

Para poder transformar la información numérica que almacena un píxel en un color hemos de conocer, además de la profundidad de color (el tamaño en bits del pixel), el modelo de color que estamos usando. Por ejemplo, el modelo de color RGB (Red-Green-Blue) permite crear un color componiendo tres colores básicos: el rojo, el verde y el azul. De esta forma, en función de la cantidad de cada uno de ellos que usemos veremos un resultado u otro. Por ejemplo, el color amarillo se obtiene mezclando el rojo y el verde. Las distintas tonalidades del amarillo se obtienen variando la proporción en que intervienen ambas componentes. En el modelo RGB es frecuente que se usen 8 bits para representar la proporción de cada una de las tres componentes primarias. De esta forma, cuando una de las componentes vale 0, significa que esta no interviene en la mezcla y cuando vale 255 (28 – 1) significa que interviene aportando el máximo de ese tono.

La mayor parte de los dispositivos que se usan con un ordenador (monitor, escáner,...) usan el modelo RGB.


MAXIMA#13:

El color es energía refractada, el haz de una luz que choca contra la superficie de las cosas. La pupila disfunciona. Una ve color. El color en la pupila es un efecto de la naturaleza de la pupila, no de las cosas. El color de un pixel es una proporción de tres componentes primarios convertidos en haz electrónico que rebota contra una pantalla.

Hoy, la cosa es la pupila. Una pupila de cristal que ve más allá de lo que está presente. Pero ve. Disfunciona. La imagen es un efecto de la pupila, no de las cosas, del ojo gigante que hemos construído a través de una tecnología (otra). Toda tecnología es "frozen social relations" (Haraway:1981, Cyborg Manifesto). Es decir, que la tecnología del poder hiperreal responde al endiosamiento del "panopticon", del ojo que todo lo ve y todo lo vigila. Es la hiperrazón que descarta el cuerpo y todos sus inmundos humores, secresiones.

Lo que secreta no es hiperreal.

Yo (los de mi estirpe) debo convertirme en imagen,(y sólo imagen) si quiero sobrevivir a estos tiempos.


Máxima 14:

Abrirme, vuvla, labios, felpita que se traga un miembro de hombre, lengua que pasea por tu piel, oh lector, me abro para tí. Te alimento tu "mirada pornográfica" (Pérez-Ortiz: 2007), esa mirada que nace de los tiempos de la hiperrealidad. Yo, abierta, soy un pixel, un elemento de imagen y una unidad de profundidad y de saturación.

Aquí un labio, en tus oídos, el simulacro de un jadeo.


Máxima 15:

La crisis de la representatividad fue producto de la fragmentación de un sujeto, un lenguaje y un muro. El sujeto fragmentado es el intelectual, el lenguaje roto el de la objetividad( tanto su relación con lo real), el muro (ya sabemos) el de Berlín. Es el sujeto el que duda de su capacidad de representar la realidad a través del lenguaje.

Pero las máquinas no dudan.

El panópticon se ofrece y nosotros nos lanzamos como polillas hacia la luz -myspace, facebook, blogs. Nos abrimos completos; que el morbo y la mirada del Otro nos recorra.

El yo, una saturación de longitud y un elemento de imagen.

Estamos borrachos de representatividad. La Matriz nos acoge en nuestra infinita variación de posibilidades. El yo poroso, el yo como bytes y pixeles reunidos en interminables múltiplos del ocho. El yo como saturación.

El lenguaje entonces, como poro, como pixel, como variación infinita y balance de saturaciones.

MAXMA 16

Este es el yo que nunca he querido mostrar. Mi yo que piensa. Temo que los demás, los de mi estirpe, jamás me lo perdonarán. Me acusarán- eres la traidora , no nos representas. No eres el retrato colectivo de mi yo. O peor, los Otros- amos, centro, los que no son aliados, aunque quieran- confirmarán la excepción a la regla.

Yo bailo, bailo, bailo. No muestro lo que leo (100 latigazos a quien se le descubra libros, lecturas) Olvido a propósito los nombres, las citas. Toda cuerpo, toda comida para la devoración (Clarice Linspector: "La mujer más pequeña del mundo").

Es táctica que me enseñaron mis abuelas.

Pero pierdo la batalla...
Perderé esta batalla si no hablo
¿Debo olvidar para hablar? ¿Citar al que jamás me)nos)menciona? ¿Para quien nunca existimos?

Ya no puedo contraponer historias a historias. Lenguajes a lenguajes
Demasiada saturación...

¿Seré acaso la mujer más pequeña del mundo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ms. Santos Febres:

Ya no me aguante mas, no tengo tu mail pero casi salgo por la ventana pegando alaridos la otra noche que te vi en CNN y despues de leer innumerables piropos van, piropos vienen del companhero Thays, no me aguante de mandarte abrazos, besos y miles de carinhos desde la mitad del mundo.

Te quiere, Gabriela Aleman

Xai dijo...

Saludos, me gustó mucho este post. Soy fanática de tus ensayos, publiqué uno en mi blog hace un tiempo, el que se titula "La Promesa".

Gracias por deleitarnos con tus escritos.