viernes, 10 de octubre de 2008

LA NO-IDENTIDAD




Durante el mes de octubre de este año, Puerto Rico fue sede de un magno evento. No me refiero a los debates de los candidatos a gobernación. Por segunda vez en la historia, una institución puertorriqueña fue cede de la conferencia bi-anual de la Puerto Ricn Studies Association. El Centro de Estudios de Puerto Rico y el Caribe acogió a más de 500 expertos sobre los Estudios Puertorriqueños. Se dieron cita aquí Arnaldo Cruz-Malavé- director de Estudios Latinoamericanos de Fordham University, Jossiana Arroyo, experta en Cuba, Brazil y Puerto Rico y profesora de Texas University en Austin, el maravilloso intelectual Roberto Márquez. Estaban presentes Guillermo Irrizarry , director de Estudios Latinoamericanos de University of Connecticut, Larry La Fontaine,Myriam Gutiérez de Binghampton University, Yolanda San Miguel de UPenn, Juan Otero Garabis, Melanie Pérez-Ortiz, Chuco Quitero y Norma Valle de U.PR. y el gran Ricardo Alegría, quien inauguró la actividad. Don Ricardo fue el fundador no solo del Centro de Estudios Puertorriqueaños aquí en la isla en el 1976, sino que también fundó el de Leehman College en N.Y. y ayudó a configurar el Museo del Barrio en Nueva York y el concepto de lo que ahora operan como Centros de Estudios Puertorriqueños en todo Estados Unidos.

Me tocó a mi dar la conferencia inaugural. Fue un gran honor que le debo al Centro de Estudios de Puerto Rico y el Caribe y a su decana de Asuntos Académicos la Dra. Elizabet Crespo-Kebler. Me dí a la tarea de presentar un trabajo que defendía la no-identidad. No mencioné en mi ponencia a la identidad puertorriqueña ni a la Niuyorican, ni cite a los baluartes de nuestra intelectualidad- Arcadio Díaz Quiñones, Juan Flores, Pedreira, Arce de Vázquez, etc. Pero, ¿por qué , en una conferencia sobre la identidad puertorriqueña quise obviar ese tema?

Somos un país que siempre ha vivido sintiendo a nuestra indetidad amenazada. Nuestra relación (colonial) con los Estados Unidos, los programas de asimilación cultural y nuestra historia migratoria nos han configurado de esta manera. Durante todo el siglo XX estuvimos insistiendo en que existía una cultura que se llamaba “puertorriqueña.” Cientos de ensayistas, antropólogos, folcloristas, linguistas, literatos, pintores ,historiadores, músicos y perodistas se dieron a la tarea de rescatar monumentos, levantar archivos históricos, publicar y promover esa cultura. Aún estamos en eso.

Pero dicha tarea también nos ha cerrado el cerco. Pocas veces logramos crear diálogos y entablar relaciones de colaboración con otros países de resto del mundo. Nuestros aliados perennes-Cuba y Venezuela- lo son porque han insistido en la existencia de esa cultura nuestra. Ahora (con Chávez y Raúl Castro como cabezas de estado) habría que revisar y definitivamente agrandar nuestra lista de aliados. No tenemos casi ninguno más. Sin consulados y sin diálogo internacional, y enfrascados como estamos en esta contienda nuestra de defender “nuestra identidad puertorriqueña” Puerto Rico está más aislado que nunca. Fíjense cuán aislados estamos: murió Filiberto Ojeda a manos del FBI y ningún gobierno del mundo hizo repudio público ni expresó condolencias ante tal abuso de poder.

¿Qué debemos hacer entonces?¿Abandonar la tarea, atrincherarnos aún más en nuestra parcela de la identidad?

Cierto es, las identidades nacionales son instrumentos políticos que siempre sirven en la contienda por derechos internacionales y humanos. Cierto que la única posibilidad de inserción en el mundo global es afirmar una identidad específica y a la vez amplia, problemática y llena de arbitrariedades. Pero también tenemos que negar la importancia absoluta de esta identidad. Tenemos que dejar de hablar sólo de nosotros. Creo que también debemos insistir en nuestra responsabilidad frente a Latinoamérica y el Caribe. No pedir que nos conozcan, sino ocuparnos de seguir conociendo a los demás, de dialogar con los demás, insertarnos en sus diálogos.

Leo al poeta neo-post-boricua Urayoán Noel y me siento identificada con sus palabras.

“Boringkén/tus bisnietos/bisi/bisi/bisi/bisi/ se preguntan/”are we post-patria yet?”/y sólo la luna les responde/y es que la luz trillada vive-dónde?/aquí/ y se esconde/en el flip-flop fatídico de tus nombres/in your PR campaigns/y se pierde eternamente en tu vaivén”…

Las nuevas generaciones boricuas estamos pidiendo algo más que una “identidad”. Creo que ha llegado el tiempo de un cambio de paradigmas.

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