sábado, 10 de enero de 2009

MAXIMAS HIPERREALES: ANTE EL DOLOR DE LOS DEMAS


Ayer en las noticias observé el bombardeo nocturno en la franja de Gaza. Un fuego verde, iluminado por las cámaras de televisión ardía en secciones de una cuidad que no conozco, que quizás nunca pisaré. El telecomentador dio el contaje de muertos palestinos hasta el momento. Seiscientos cincuentay siete. Casi todos esos muertos son civiles; más de doscientos de ellos, niños menores de los trece años.

Me metí al internet y leí la historia de una madre a la cual una bomba le acababa de arrancar a su niño de diez meses. Ella le estaba preparando comida. La bomba cayó sobre su hogar. Mató al niño. "Murió con hambre" dice el reportaje que declaró la madre cuando la entrevistaron. Sé que sus palabras han sido sacadas de contexto.

Tengo que llevar a mis niños al médico. Pronto empezarán las clases. Hay que ponerle al día las vacunas, sacar certificados médicos, comprarles los uniformes. Apago el internet, los visto, los peino, los monto en la guagua. Parto hacia la Avenida Theodoro Roosevelt en dirección a la Clínica Las Américas. Son las once de la mañana. Afuera un repentino aguacero amenaza con convertirse en vaporizo bajo el sol implacable del mediodía. Un carro pasa por mi lado, ondeando una solitaria bandera. Franja negra, franja blanca, franja verde, triángulo rojo sangre. Se escucha el ondear de la tela rompiendo el viento- suena a batir de alas, no, más bien al batir de hélices de helicóptero. El conductor del carro, serio, no toca bocinas. Nadie le sigue a su comitiva. Esta sólo. Ondea la bandera que la gente mira con curiosidad. Oigo al conductor de al lado preguntando ¿Qué bandera es esa? Su pasajero se encoje de hombros. Yo tardo en reconocer el símbolo. Es la bandera palestina. Ahora mismo el contaje de cuerpos bombardeados en la franja de Gaza debe ir en crescendo. La luz cambia a verde y doy la vuelta hasta alcanzar el estacionamiento de la Clínica. Mi hijo me pide que cuando salgamos de la oficina del médico, le compre un Happy Meal de Mac Donalds. "Mamá, tengo hambre"- me dice. Yo no sé si llorar.

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