martes, 27 de marzo de 2007

Tocumen desde el aire- micro-crónica #1


Los barcos flotan en el aire líquido del horizonte. Uno tras otro, por decenas esperan su turno para cruzar el itsmo. El caldo dorado del mar, del viento vuelto agua, los suspende. Allá una nube también zurca el espacio. La matriz esférica es continua.

Nos aproximamos a Tocumen, Panamá.

El lugar me abre sus puertas como una casa extraña y familiar. Otro puerto duty-free, que se conecta directamente con Manaus, en el Amazonas (también duty-free, oh, lo gobal). En medio de los pasillos de Tocumen hay tiendas de todo tipo- maletas, perfumes, chocolates, relojes. Bullicio de viajeros. Desde el Cono Sur y por negocios. Desde la selva, indias puna chocan con mulatas inversionistas con los pelos pintados de rojo y maletín en mano. Un árabe me mira insistentemente. Será que hoy me veo bonita. Voy para Medellín. Pero antes , debo cruzar Tocumen.

En el aire un abogado (el Lcdo Alemán) de regreso de Virgen Gorda me cuenta sobre las nuevas inversiones. Trabaja con bancos, le gusta la literatura. Los Motta, dueños de Copa, han comenzado un desarrollo residencial-turístico de miles de millones de dólares. "Hay mucho por hacer todavía. El salario mínimo es de $275 dólares al mes y eso no da ni para comprar una canasta básica. Pero vamos tirando. La cuestión es reducir el desempleo. Subir las inversiones." Hacia el este se levantan nuevos rascacielos junto a las costas de un mar fangoso que, sin olas, se convierte en mangle. Panamá City. Puerto de Tocumen.

Cruzo los amplios pasillos de increíblemente post-modern aeroport. Perfumes, chocolate, maletines. El árabe me sigue mirando. Recibo una llamada por teléfono, la amniocentesis salió bien. Va a ser nena. Recibo la noticia en Panamá. Llamo a Mario y él grita de felicidad. Ya quisiera correr a abrazarlo, pero voy rumbo a Medellín , al IV Congreso de la Lengua, via Panamá. Ya va a salir mi avión. La matriz me espera en su ingrávida esfera- sin límites ni diferencias.

Otro día regreso a Tocumen. Ahora vuelo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De seguro que este es uno de los Blog que siempre voy a visitar. Saludos desde Seul, Korea

C.

N. E. Rodriguez dijo...

Yo no he estado en Tocumen, pero visité de muchacho Ciudad de Panamá y aquello me pareció de una familiaridad tan íntima que era casi como estar fatigando las calles de Santo Domingo. En algunas arterias comerciales de la ciudad incluso llegué a sentir escalofríos al presenciar que todo lo que allí gravitaba podía estar ocurriendo en ese mismo instante en la Duarte con París de la capital dominicana. Estuve en Panamá sólo un día en lo que esperaba por el avión de Copa averiado que me llevaría de vuelta a San Juan después de mi fracasado viaje de estudios en México. Recuerdo ese día perdido en Panamá como uno de los más pintorescos de mi vida por esa familiaridad caribeña que antes no lograba imaginar tan cercana, y que descubrí de casualidad caminando por ahí con un comerciante de México y un flaquisísimo pelotero dominicano que ahora me dicen que se gana 136 millones jugando como profesional en Chicago.