martes, 3 de julio de 2007

Protocolo de un divorcio

Sí, lo admito, yo soy de esas divorciadas reincidentes. Llevo dos divorcios a cuestas, tres matrimonios. El primero me pasó estando demasiado joven . El segundo, a mis cuarenta años, por poco me parte en dos.

Me pasó lo que le pasa a tantísimas mujeres; me dejaron con un niño de meses en las manos. Me dijeron que no estaban preparados, que eso no era lo que querían, que no éramos compatibles. Que yo era demasiado fuerte. Ha pasado un año y medio desde que explotó el asunto y les juro por mi madre que todavía no sé que significa eso: el que yo sea “demasiado fuerte”. Todavía no entiendo por qué, a una mujer, el ser “fuerte” se lo cobran tan caro.

Además, en esos momentos yo no me sentía para nada poderosa. Estaba recién parida, con las hormonas revueltas, con un cuerpo irreconocible, sin dormir. En resumen, era mamá pimeriza. !!! Y a los 39 años!!! Sin madre que te diga cómo hacerlo (la mía murió hace 6 años) Sin mucha ayuda a tu alrededor. Si no llega a ser por la suegra…

“Eres una mujer madura”- te dices, “ Ya estás hecha, con finanzas, con profesión estable. Además, cuentas con tu marido. El te dijo que no te dejaría sola, que ustedes estaban más allá del bien y del mal. Eso será suficiente”. No lo fue.

Yo me sentía que me iba a morir, que me estaba resquebrajanado. Por primera vez en mi vida, le había apostado todo a una relación. Yo era de esas chicas que salen con uno y con otro, que se metían en relaciones imposibles para no tener que hacer “eso” de lo que hablan tantas canciones románticas- ese “confiar”, ese "entregarse". Precisamente por eso, porque pensé que era mi momento de hacerlo, puse mi casa , la que yo compré, a nombre de los dos. Refinancié, compré terrenos, busqué embarazarme.

Lo quería con todo mi ser: una familia mía, al fin propia, hecha con el sudor de mis desvelos y de mis esfuerzos. Y por primera vez en mi vida- si, también lo admito- me había dado la oportunidad de apostarlo todo, de tenerle fe a un amor.

Aposté y perdí. Perdí una casa, perdí un sueño, perdí sobretodo una familia “funcional”, “saludable” para mi hijo. Eso me llenaba de terror. Tanto, que cuando tenía que levantarme sola, en mi nuevo apartamento, a las cinco de la mañana, después de una nochede desvelos con un recién nacido, me preguntaba “ ¿cómo voy a sobrevivir al día?” “¿ cómo voy a sonreirle a mi hijo, a decirle que todo está bien?’ ¿con qué fuerzas lo voy a amamantar, le voy a dar amor, si estoy detrozada por dentro?” Fueron, se los digo, los días más tristes de mi existenncia- sólo superados por el dolor de ver morir a mi madre.

Pero encontré la fuerza. Encontré, de hecho, hasta la dignidad de rechazar al susodicho marido, que después de irse de la casa por dos meses, volvió para decirme "podemos salir, pero tú en tu casa y yo en la mía". Encontré inclusive otro amor y fuerzas para apostarle a él. No he encontrado, sin embargo la paz. Vivo con un coraje por dentro que a veces no me deja tranquila y al cual no le he podido poner nombre hasta ahora. Creo que este coraje se debe a los protocolos del divorcio.

La lógica del divorcio es la lógica de la producción. Vas al tribunal, divides propiedades. Tú te quedas con esto, yo con aquello, y San Secabó; aquí no ha pasado nada. Luego, todo el mundo que se entera de tu divorcio te dice: “Esas cosas pasan; lo más seguro ustedes se siguen amando, pero no pudieron encontrar caminos paralelos. Hay que seguir siendo amigos. Ustedes tienen un niño.” Te dan una palmadita en la espalda. Te cambian el tema.

No me malinterpreten. Sé bien a qué se debe esa reacción. La prensa está llena de hombres que persiguen y matan a mujeres que los dejan, de mujeres que recurren a los tribunales para cobrárselas a sus maridos infieles, abusivos, o a maridos, que como el “ex - mio”, simplemente decidieron que eso no era lo que querían. La gente está en su derecho de cambiar de opinión. El amor no es para siempre. Las promesas tampoco. Pero, entonces ¿qué haces con el dolor?” ¿Qué haces con la rabia, si todo lo que te rodea te obliga a callar, a fingir , a “entender”, a funcionar?”

Yo no sé qué ocurrió en la cabeza del padre de mi hijo, qué lo hizo correr, cuáles son sus monstruos. He intentado, inclusive justificarlo. A fin de cuentas, yo soy 8 años mayor que él y ustedes conocen el dicho: “El que se acuesta con niños, amanece meao…” Aún así, el cantazo fue inmenso. No creo que jamás logre comprenderlo del todo. Me imagino que por eso no estamos juntos. Bien, se acepta.Pero también hay que aceptar otro hecho: Los divorcios duelen y hay que bregar con ese dolor. No buscar venganzas, que nunca resuelven, ni que la persona (o tú) se reivindique(s). Créanmelo, intenté esa vía- la de la reivindicación y lo único que logré fue empeorar las cosas, para mí, mi cuenta bancaria y para la supuesta “amistad” que hay que tener con una pareja después de dejarse.

Hay que bregar con el dolor y la pérdida. Llorar, decirle a la gente que no, que no todo está bien, que no sigues amando a tu ex-compañero, que, inlcusive, ahora lo desprecias bastantito. Que jamás en tu vida te has sentido tan traicionada. Que sabes que se te pasará, pero que, por el momento, te vas a atrever a hacer el papelón de ser la vencida, la burlada, la mujer a quien le dolió perder. La humana…

Lo primero que hay que hacer es no seguir callando. Después, dejar que el tiempo pase, supongo. Volverle a apostar al amor (Esta vez, creo que voy ganando). Ver si el tiempo sana la herida y entonces proponerse un acercamiento con ese hombre que la quiso a una tan mal, o que la quiso a una como pudo. Qué se le va a hacer…

Todos somos vulnerables. A fin de cuentas, nadie es perfecto.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es lo más honesto que te he leído. Wow, I felt, for a moment, what you were feeling when you wrote this... Gracias.

Anónimo dijo...

te mando un beso mayra

La-Roc dijo...

Wow!
La verdad que muchas mujeres se sentirán reflejadas en este escrito tan abierto, claro y transparente.

Tremendo "post"

José H. Cáez Romero dijo...

Si algo que a ti te describe, es la sinceridad al escribir y al hablar, y esto es la mejor prueba de eso. Y estoy de acuerdo con el comentario anterior, senti eso que tu escribiste. mil veces bravo otra vez Mayra

Anónimo dijo...

Gracias por ese grito delirante de una divorciada dos veces en medio del mejunje de las divisiones de todo. Espero que ese nuevo amor fructifique y te devuelva toda la fe perdida, como dicen los mismos boleros. Sabes que tus lectores te queremos mucho y te admiramos por tu honestidad a todos los niveles. Se como el roble, como solo tu sabes serlo!

Tu hermano Daniel Torres

El Miope Mayor dijo...

Gracias por los bofetones. Es otra cosa leerlos. Tremendo.

Anónimo dijo...

El dolor se va, sin que una se de cuenta. Despues, te lo juro, uno mira a esos que tanto amo, como un proceso de transicion. Lo importante, hermana, es que no dejes de seguir amando, muchos mas cuando tienes la capacidad para hacerlo de manera abundante. Un abrazo! AMA OTRA VEZ! AMA, AMA!

Anónimo dijo...

Pues yo me alegro mucho que te hayas purgado un poco de la rabia articulando tu verdad tan claramente. Sí, es cierto, la estabas destilando por otros escritos, y esa filtración lenta lo que hacía era retrasar la expulsión de tu dolor. Que, de hecho, sería anormal que no sintieras. Como mujer que ha parido dos veces, no encuentro forma de justificar el abandono en el momento en que más frágil se está física y mentalmente; ese momento en el que uno le da vida a otro mientras se está bien cerca de la propia muerte. No importan los monstruos que se tenga, dejar sola a una mujer parida es un acto vil. Es más, tengo rabia yo y no fue a mí.

dijo...

¿por qué negar que doler a veces es necesario? creo que aceptar ese dolor es comenzar a sanar y tú lo estás haciendo. escribir sirve para exorcisar las penas.
un abrazo solidario.

Yvonne Denis dijo...

Crei haber comentado este despojo, soy una novata en esto de blog. Pero decia, que el dolor es parte de la evolucion, llega el momento en que hasta una se le olvida. Y a esos que uno amo tanto, que penso que se quedarian, luego una los ve como un proceso de transicion. Lo mas importante, hermana, es que hay que seguir amando, y mas cuando gente como tu tiene la capacidad no solo de crear y tener tanta sensibilidad. La vida te exigi seguir amando. Vuelve a amar,amar,amar,amar...

Unknown dijo...

Te he admirado desde la primera vez que leí en el taller de creación literaria que cogí en 4to año, te admiré más la primera vez que te ví hablando en persona con toda esa pasión. Lo que siento hoy despues de leer esto es mas que admiración, es mas que identificarme por haber pasado lo mismo, por estar pasando lo mismo. Ya han pasado 5 años desde mi divorcio los mismos 5 años que tiene mi chiquillo, y con el tiempo me he dado cuenta que ese sentimiento de rabia no se va. Se transforma y pasa por un ciclo metamórfico que comienza con rabia y termina en fortaleza hasta llegar a la rabia nuevamente. A veces amigos, a veces enemigos, a veces padres, a veces amantes. Lo que he aprendido luego de buscar tantas respuestas y de disculparme tantas veces en silencio con mi hijo, es que tengo derecho a mis sentimientos sean buenos o malos, sentimientos de fortaleza y a veces de derrota. Tenemos derecho a vivirnos nuestros sentimientos y ser débiles tambien de vez en cuando. He aprendido, no a confiar en los demás, si no a confiar en mi misma para así poder arriesgarme nuevamente a amar. Es sumamente difícil pero la recompensa es inmensa, uno se convierte en un ser más grande que ellos no para achacarselo en sus caras a ellos, si no para criar un hombre singular en nuestros hijos y que no sigan los pasos de sus padres. Te admiro mucho,

E-