HELARTE DE AMAR y otras historias de ciencia-fricción. Fernando Iwasaki Cautí. Madrid:Papeles deEspuma, 2ed. 2006, 151pp.
Picante, erótico, divertido e inteligente. Helarte de amar es todo eso y más. Esta colección de cuentos del escritor peruano Fernando Iwasaki se hizo para aquellos lectores que disfrutan de lo atrevido sin que se queden las neuronas atrás.
Autor de la ya clásica antología de cuentos Ajuar funerario y de las novelas Neguijón (2005) y El libro del mal amor (2001) Iwasaki Cautí es uno de los nombres más prestigiosos en la narrativa latinoamericana actual. Fue profesor de Historia en la Universidad Católica en Lima y ahora vive en Sevilla, donde dirige la revista literaria Renascimiento.
Conocí a Iwasaki en la Feria del Libro de Miami del año pasado; la cual rememoro en estos tiempos. Para ese entonces, viajé con Bárbara Forestier a la Feria. Allá también conocí a Santiago Roncagliolo, a Botero, a Eduardo Lago (buenísimo escritor español ganador del premio Nadal) e hicimos bonche. Eramos Edmundo Paz-Soldán, Ronqui, Iwasaki, Lago (que , por alguna razón, siempre terminaba sirviendo el alcohol y emborrachándonos a todos), la cubana Claribel Terre, Yolanda Arroyo, y yo.
Iwasaki presentó mi mesa en la Feria, a la que fueron todos los de la cofradía. Nunca nadie me había presentado con tanta elegancia y tanta generosidad. Sabía mi trayectoria, citó mis epígrafes, descubrió a Nietzche y su Origen de la tragedia detrás de Nuestra Sra de la Noche. Desde ese día lo amé. Le pedí sus libros, los cuales me envió por correo. Me los devoré todos. Coincido con la crítica en que Ajuar funerario es ya un clásico de la literatura latinoamericana que se inserta en la línea de "Tradiciones peruanas" de Ricardo Palma y que recupera ese lenguaje humorístico y agudo para la literatura de su país (y la de nuestro continent tan desprovista de la risa como signo de la inteligencia).
La prosa de Iwasaki siempre echa mano al humor para iluminar los cuadros de la sociedad que pinta. En Helarte de amar, Fernando Iwasaki explora la masculinidad desde sus lugares más secretos y risibles. En cuatro de los nueve cuentos que componen el libro, el autor propone como narrador o como protagonista a un adolescente en su proceso de aprender a ser hombre. Este aprendiz se enfrenta a sus propias hormonas, a su ignorancia de las artes amatorias y a la sociedad con sus convenciones morales, sus hambres y sus secretos. El resultado de este enfrentamiento es para morirse de la risa y para quedarse con hambre de más.
Fernando me envió el libro y no me canso de recomendarlo. Es, después de Ajuar funerario, mi preferido de Iwasaki. Creo que supera a la novela El libro del mal amor, que explora temas similares a los de esta antología, pero de manera menos fluída. De todas formas, Iwasaki es un maestro del cuento. Hay que estudiarlo.
Le envié mis 5 preguntas para lugarmanigua. Esto fue lo que contestó:
1- Si pudieras escribir con otro órgano que con la mano, ¿cuál escogerías?, ¿Por qué?
Me gustaría poder escribir con una hernia de disco que tengo entre las vértebras lumbares, porque pienso que no habría literatura más dolorosa y torturante, más desgarradora y tremebunda.
2- ¿Qué libro estás leyendo ahora mismo?
"Eutrapelia" (1963) del chileno José Santos González Vera y "Contra la censura" (2007) de Coetzee.
3- ¿A qué personaje de la historia te gustaría matar bien lenta y dolorosamente?
A Edipo, pero justo antes de lo de su madre (la pobre)
4- ¿Sobre qué tema no escribirías jamás?
Sobre lo que pasó entre la madre de Edipo y yo.
5- ¿Quienes te hubiera gustado que fueran tus padres literarios? Es decir, si pudieras casar a tal escritor (hombre o mujer) con otro u otra para que te pariera, ¿a cuáles dos escogerías?
Como Sartre y Simone de Beauvoir no tuvieron hijos, habría estado bien ser hijo de ese par. Una suerte de Buda literario y Cristo progre, amado por los críticos, las agentes y los editores, desde antes de nacer.
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