He estado callada y reflexionando. Me entero de que el Presidente de la UPR acaba de renunciar. Trato de organizarme para dar clases. Esta vez me quitaron todo- descargues, ayudantía de investigación. Me piden que haga un informe semanal de mi asistencia a clases, de que estoy cumpliendo con mi deber de profesora. Me dicen que garantizan mi seguridad; es más, que aún cuando mi seguridd no esté garantizada, tengo que cruzar líneas de piquete, pasar por cercos policiales y dar clases.
No veo cómo hacerlo.
Vuelvo a ponderar la información que recibo y los hechos que he presenciado, yo, con mis propios ojos. Estudiantes que tiran piedras mientras policías reparten macanazos a diestra y siniestra, alcanzando a algunos muchachos de la High de la Universidad que corren a refugiarse. Me veo intentando dar clases mientras helicópteros de la uniformada pasan bajo, bajísimo, con sus aspas cortando el aire, e interrumpen el flujo de la imposible conversación, de una explicación sobre los recursos narrativos que, aunque quiero, no puedo dar. Pienso en mi primer promesa rota. La primera semana de clases dije que independientemente de mis posturas frente a esta huelga, respetaré a mis estudiantes que se quieren graduar (es decir a todos, porque créanme, amigos, los estudiantes que están piqueteando, también quieren coger clases y las toman) Todos quieren coger clases; eso lo sé, lo comprobé en la última huelga; y yo les prometí que las daría, a como diera lugar. Pero no pude. No pude porque se me hizo imposible organizar a 120 estudiantes de 4 secciones diferentes para tomar clases debajo de un palo o "garantizarles su seguridad" instándolos a cruzar piquetes y cercos de policías e ir a estudiar a las horas y los salones asignados.
La situación es difícil.
La Comisión de Derechos Civiles no se ha pronunciado al respecto. Y el respecto es la violación de derechos de estudiantes- a quienes dispersan a macanazos por pintar acercas de su universidad y los derechos de profesores a dar sus clases sin vigilancia extrema. Sé que han habido disturbios en la unviersidad, vandalismos, cerraduras rotas,pupitres virados. Pero, pregunto yo, ¿eso justifica tanta violencia indiscriminada?
Ya lo dijo Napoleón- las bayonetas no sirven para sentarse en ellas. La Policía está allí para hacer respetar el orden, a puño limpio y sin preguntar. Esa es su misión y la cumplirán.
Y yo me pregunto si tendremos que esperar a que mueran dos o cuatro- como ha pasado antes- de que mueran policías y estudiantes para que cese esta locura.
Yo respeto a mis estudiantes. Respeto sus procesos y sus disidencias. Respeto tanto a los que quieren mantener el voto de huelga como a los que no. Soy profesora por ellos y a ellos me debo.
Acerca de la huelga, tengo mis posturas. En verdad, me gustaría pensar que hay otros métodos qué explorar. Tenemos procesos en marcha para revocar la pausa de mi departamento de Estudios Hispánicos, por ejemplo, para conseguir fondos externos, para reestructurar bachilleratos. La huelga nos impide movernos para renovar la Universidad, sacarla de la crisis que la aqueja.
Por otra parte, mi opinión no determinará lo que ya es un hecho. Hay huelga. Y la administración universitaria no ha hecho otra cosa sino alimentarla. A veces pienso que todo esto es a propósito, para desestabilizar y crear caos. Que esta huelga esta siendo provocada para cerrar la universidad.
Por eso soy tan crítica de esta huelga; no porque no veo que sean válidos sus reclamos, sino porque sospecho que estamos viabilizando una estrategia nefasta.
Es tan sólo una sospecha, pero no la puedo sacurdir de mi cabeza.
Creo que quieren cerrar nuestra universidad. No sé por qué. No me puedo explicar la razón para esta estrategia; pero la veo venir, contundentemente.
Ojalá sean tan solo sospechas.
Pero, ¿quién gana con una universidad cerrada? ¿Qué se ganaría? ¿La derrota de la disidencia?
Una cosa tengo clara, más clara que el agua. Yo no sería la intelectual, la escritora, la madre, la gestora cultural que soy hoy sin la Universidad de Puerto Rico. Punto.
La Universidad es la fábrica de intelectuales y profesionales, de pensadores y futuros empresarios de este país. Sin ella seríamos Haití, por decirlo de alguna manera- seríamos el Puerto Rico que una vez fuimos y en el que de seguro nos convertiremos si siguen exilándose los profesionales especializados que nos quedan en busca de mejor fortuna. Nos quedaríamos con uan población joven violenta, frustarada y sin preparación para atender las necesidades del país, seríamos mucho más pobres de lo que nos podemos imaginar.
Perder la UPR es empobrecer a Puerto Rico, al mundo entero.
Hoy por hoy ni los sectores más acomodados de este país pueden sufragar para sus hijos el estudio universitario en Estados Unidos. Estamos hablando de entre 20mil y 48 mil dólares al año y no precisamente en una Ivy Leage.
Yo misma estoy guardando desde ya para cuando mis hijos decidan irse a estudiar maestrías y doctorados afuera. Mis hijos teinen 3 y 6 años. No creo que pueda guardar dinero suficiente para costearle sus estudios afuera EN GRADO DE MAESTRIA. Bachillerato, ni pensarlo.
Pero este problema es mayor aún y, obviamente, me supera. La UPR cerrada es un golpe bajo, durísimo a toda una historia intelectual de nuestro país.
Los doctorados honoris causa que la UPR le ofreció a Borges, a Carlos Fuentes, quedarían reducidos a polvo. La brillantísima historia de investigaciones en Ciencias Médicas para encontrar la cura del cáncer, del Sida, dejarían de recibir fondos. La tradición intelectual que permitió que Julio Cortázar tradujera por primera vez al español los cuentos de Edgar Allan Poe (todo esto auspiciado por la UPR-Puerto Rico) se suspendería. Las clínicas legales, de trabajo social, y sobretodo, la formación de casi todos los jefes de agencia, legisladores, alcaldes del país- desde el ex- Director del Departamento de Trabajo Victor Rivera Ortiz hasta la senadora Norma Burgos, se verían afectada.
¿Quién gana con el cierre de la UPR?
Creo que la administración ha errado en sitiar la universidad de policías. La verdad es que no se puede dar clases con ellos allí. Creo que la comunidad universitaria debe hacer un nuevo intento por sentarse a negociar. Sé que cansa. Sé que hasta ahora hemos encontrado oídos cerrados. Pero hay que negociar de buena fe. Alguien tiene que tenerla.
Me encantaría que hubiese otro método que la violencia y la confrontación cerrada para resolver este dilema en que nos encontramos.
No soy política. Soy profesora y escritora. Tiene que haber un términoo medio- de mediar, es decir, de lograr alguna conversación y diálogo para arreglar este entuerto.
Ojalá y el/la próxima presidenta de la UPR acceda al diálogo en vez de seguir recurriendo los macanazos y a la extrema vigilancia.
blog de la escritora puertorriqueña Mayra Santos-Febres. Contiene textos editados e inéditos, comentarios y datos personales
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domingo, 13 de febrero de 2011
viernes, 24 de diciembre de 2010
Reflexión de fin de año: universidades ocupadas



a Miguel Gomes.
Nací en el 1966. En el 1973, me cuentan, se dio una gran huelga que protagonizó la Universidad de Puerto Rico. Eran otros los tiempos, tiempos de guerra fría, de persecusión política, tiempos binarios y monolíticos de buenos y malos, izquierdas y derechas, infiltrados y mártires , revolucionarios y conservadores militaristaS.
En esa huelga murieron 3 personas- 3 cadetes del ROTC- organismo militar que recluta estudiantes a cambio de becas de estudios universitarios; y una estudiante que protestaba- Antonia Martínez, a quien la alcanzó una bala perdida en una reyerta entre policías y estudiantes.
Se supone que esos tiempos pasaron. Se supone que se acabó la guerra fría, que ganó la globalización neoliberal y que todos estábamos contentos.
Y sin embargo....
Sin embargo, hoy por hoy, el mundo protesta por una crisis causada por las multinacionales y sufragada por los estados. A diestra y siniestra regresan las grandes manifestaciones. Estas manifestaciones protestan por lo obvio: los estados recortan servicios y subvenciones públicas. Han incurrido en despidos masivos de trabajadores públicos. El caos se cierne por doquier.
Pero, lo que más asusta es que se empieza a oir un sonsonete muy habitual; el mismo que creíamos extinguido y que vuelve a polarizar bandos ideológicos en derecha vs izquierda, buenos vs malos, revolucionarios vs estados policiales de ocupación militar.
El problema es que esos tiempos ya pasaron. Pasaron y , por lo menos a los que en un momento dado nos identificamos acríticamente con la izquierda (por que imposible, en aquellos tiempos- con la derecha) vimos lo que era aquello. Vimos con horror como el sueño de una sociedad abierta, inclusiva, justa, y libertaria moría/murió a manos de Stalin, de Fidel, de Sendero Luminoso, de la Farc. Siempre supimos que no podíamos soñar ese sueño del otro lado de la valla. De otro lado las cosas estaban claras. El poder para los poderosos, para el resto migajas.
Pero nos descubrimos cómplices de gulags, campos de "reeducación", hambrunas forzadas, persecusión. Estos hechos provocaron que muchos de nosotros empezearamos a necesitar que la perseverante lucha por otro tipo de sociedad sonara diferente; fuera acompañada por un discurso y una ética diferentes. Muchos aún buscamos una nueva manera de llamar a la justicia y a la libertad.
Este pasado mes de diciembre, la fuerza de choque y la policía estatal entraron a ocupar los 11 campuses de la Universidad de Puerto Rico, universidad donde laboro. Es difícil, casi imposible, dar clases en el recinto de Río Piedras. Hay más policías que estudiantes. Sigue en pie un voto de huelga que echa mano ese discurso- el que ya debe morir- para reclamar una justicia que sigue siendo necesaria, pero cuya ética encuentro dudosa. Echa mano a consignas monolíticas, que amordazan y esquinean gente. Claman por un diálogo con los altos administradores de la Junta Universitaria (que, bien sabemos, no quieren dialogar con nadie) pero cierran vias de comunicación abajo, en la base. Y mientras tanto, siguen esbozando un discurso que clama por la inclusión y la libertad. Este discurso socialista (que, si no me equivoco, proviene de las luchas por la "reivindación social") suena a que no ha pasado el tiempo, a que otra vez estamos donde estábamos hace 50 años. A que debemos olvidar lo que pasó con el sueño y la utopía, cerrar filas, reincidir y renovar el mismo discurso para lograr el mismo socialismo. ¿Un socialismo del siglo XXI?
Pero , entonces, ¿qué pasa en Venezuela?
El periódico el País, de España, reporta:
"El miércoles 18 de diciembre le tocó el turno a las universidades venezolanas. Durante la madrugada de ese día , la mayoría chavista en la Asamblea Nacional sancionó una nueva Ley de Educación Universitaria para poner a todas las instituciones de estudios superiores al servicio "de la construcción del nuevo modelo socialista" y en el puño del presidente Hugo Chávez.
Cientos de estudiantes, profesores y ex alumnos se concentraron en la sede de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas, para protestar contra la aprobación de la ley. "Este es un golpe de Estado a la inteligencia, y este golpe de Estado lo vamos a enfrentar con la resistencia, con resistencia y en paz. Acataremos la Constitución, que está vigente, y que garantiza en su artículo 109 la autonomía universitaria, que seguiremos ejerciendo", ha dicho la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha. La Guardia Nacional Bolivariana reprimió la manifestación con perdigones, agua y gases lacrimógenos, y al menos tres personas sufrieron heridas leves.
La norma liquida la autonomía de las universidades públicas y privadas, que durante los últimos tres años han sido el motor de las protestas contra el Gobierno, y deja su funcionamiento en manos del "Estado docente", controlado por el Poder Ejecutivo. Con esta, ya son 17 las leyes que han aprobado los diputados oficialistas en las últimas dos semanas, apenas días antes de que el 5 de enero de 2011 se instale el nuevo Parlamento, donde Chávez ya no cuenta con mayoría calificada de votos y donde la oposición estará representada por 67 diputados. La más polémica de ellas ha sido la Ley Habilitante, que otorga poderes legislativos a Chávez hasta junio de 2012.
Izquierda, derecha. Buenos, malos. Discursos diferentes, objetivos similares- una sociedad cerrada, sin lugar para la diferencia, para la autocrítica, para la justicia, para la paz.
Venezuela, Puerto Rico. Socialismo del Siglo XXI. Neo-liberalismo colonial. A ambos lados de la valla, aniquilación de toda disidencia.
Tal parece que me equivoco y que, en lo fundamental, los tiempos no han cambiado. Y al igual que en antaño, la derecha y la izquierda suenan diferente, pero actúan muy parecido, demasiado igual.
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